Gasificación de biomasa en palabras simples
La gasificación de biomasa es una tecnología relativamente nueva capaz de convertir cualquier tipo de energía de biomasa con valores caloríficos más bajos, como los residuos de cultivos, bosques y residuos orgánicos en gas combustible.
Luego este gas es alimentado a un generador que genera electricidad.
La utilización de fuentes de energía renovables puede ofrecer numerosos beneficios ambientales, y proporciona energía sostenible que puede ser utilizada en la industria y otros servicios públicos. Este tipo de gasificación puede ofrecer un mercado para los cultivos energéticos dedicados y la energía necesaria para la generación de energía; por lo tanto, compensa y reduce la necesidad de otros tipos de combustible, como los combustibles fósiles.
La utilización de la biomasa puede ofrecer un método alternativo de generación de energía, que también es mucho más rentable.
El uso de la gasificación de biomasa para la generación de energía puede ser una solución plausible a varios problemas, como la contaminación ambiental, la energía renovable y los residuos orgánicos. Esta es la razón por la que la tecnología de gasificación de biomasa ha ido atrayendo cada vez más aplicaciones e investigación. Aunque nueva, esta tecnología ha sido optimizada continuamente.
La gasificación para la generación de energía se puede realizar de tres maneras. Aquí están en breve:
- El gas combustible que se produce con este tipo de gasificación se introduce directamente en una caldera, que produce vapor. El vapor es redirigido a una turbina de vapor, que es capaz de generar electricidad.
- El gas limpio puede impulsar una turbina pertinente para generar electricidad – El gas limpio puede impulsar un motor de gas para crear potencia
La gasificación de la biomasa es un proceso termoquímico que tiene el potencial de convertir las biomasas lingocelulósicas en gas o líquido intermedio, que es el material adecuado para su posterior refinado en productos valiosos.
Hoy en día, las tecnologías que utilizan motores de gas para la gasificación suelen tener una amplia aceptación y aplicaciones, debido a su capacidad bastante pequeña.
Las principales ventajas de este proceso son la baja inversión, la disposición ágil, las técnicas fiables utilizadas, los bajos costes y la estructura compacta general. Además, este tipo de gasificación exige un funcionamiento sencillo y bajos costes de mantenimiento, así como una menor demanda de calidad del gas.
La gasificación, más que la combustión, puede ser más eficaz desde el punto de vista medioambiental y ofrece ventajas operativas adicionales; es una forma muy fiable de utilizar el gas producido en las pilas de combustible.
La central eléctrica necesaria en este caso depende de la economía del proceso de gasificación y de su logística, así como de la materia prima que se pueda utilizar. Las plantas de potencia de celdas de combustible comerciales son usualmente planeadas en el rango de dos a tres MW, que también pueden ser usadas para la gasificación en el mismo rango.
Las plantas grandes pueden ser configuradas por múltiplos en la planta en particular, pero las plantas más grandes también son deseables.
La gasificación se basa en un proceso químico que tiene lugar a altas temperaturas, más de 700ºC; esto es lo que distingue a este proceso de cualquier otro proceso biológico, como la digestión anaeróbica que se utiliza para producir biogás.
En general, todos los tipos de materias orgánicas pueden desempeñar el papel de materias primas para la gasificación, como los residuos plásticos, la madera y la biomasa.