La importancia de convertir la biomasa en energía
Desde los años 70, la comunidad científica ha estado interesada en convertir la biomasa en energía. Al principio, no había mucho interés ya que el mundo se llevaba bien con los combustibles fósiles. El interés se mantuvo durante bastante tiempo, incluso cuando el gobierno decidió financiar la investigación en el año 2000. A pesar del dinero, el tiempo y el interés involucrados, los proyectos fueron más o menos abandonados.
Todo lo que hay en la tierra, ya sea mecánico o vivo, requiere energía para que funcione sin problemas. Esto inspiró a científicos de todo el mundo a trabajar en el desarrollo de la biomasa hasta el punto de que pudiera producir energía que cumpliera con cualquier requisito que requiriera energía. Una Asociación Mundial de Tratados, así como las Naciones Unidas, han abordado esta cuestión. Incluso han sancionado a algunos países para que reduzcan la cantidad de emisiones de combustibles fósiles que se envían a la atmósfera.
Hubo muchos comienzos y paradas a lo largo del camino en el desarrollo de los potenciales de la biomasa. Durante años se ha comprobado que, científicamente, el proceso de la energía solar en los productos vegetales se estaba llevando a cabo. Sin embargo, la gente no tomó realmente la idea de usar esta energía de manera constructiva hasta que se avanzó en los estudios sobre los combustibles fósiles.
Se constató que los combustibles fósiles no sólo eran cada vez más escasos, sino que la demanda de la industria y de los consumidores aumentaba rápidamente. Además, el temor generalizado de un efecto «invernadero» en la tierra, por las emisiones de estos combustibles, hizo que se diera cuenta de que había que hacer algo al respecto. Las personas involucradas en el estudio se enfrentaron entonces a la pregunta de cómo hacer esto.
El hecho de que la madera y sus subproductos produjeran calor y se utilizaran para crear algo de electricidad, así como para operar maquinaria, era de dominio público. La madera o los productos de madera impulsan muchas de las calderas utilizadas en la fabricación. Algunas empresas estaban utilizando el co-combustible, combinando madera con un producto fósil.
La conversión de la biomasa en energía es un proceso complicado. Debido a la estructura de las plantas orgánicas, se requieren ciertas enzimas y otros productos para este proceso. Se ha comprobado que se trata de un procedimiento largo y prolongado, además de ser muy costoso. La descomposición de las moléculas de celulosa y semicelulosa de la madera, por ejemplo, en componentes más pequeños y manejables ha resultado difícil. Si bien puede producir energía quemándola, debe ser descompuesta si se va a convertir en líquido o combustible. En la actualidad no ha habido forma de hacer la conversión, en grandes cantidades, de una manera económica. Se han desarrollado algunas unidades experimentales, pero han resultado ser muy costosas en la práctica.
Sin embargo, se ha informado de que ha habido algunos avances. En la actualidad, Estados Unidos utiliza biogás para la generación de electricidad y el año pasado produjo varios miles de millones de kilovatios-hora, lo que representa aproximadamente el 1,2 por ciento del total del país. Aproximadamente cuatro mil millones de galones de etanol también fueron producidos y se utiliza, combinado con gasolina, en los automóviles. Muchos usuarios que tienen éxito en sus esfuerzos para producir productos energéticos tienen digestores en el sitio, que hacen la conversión. Un ejemplo de ello son las plantas de eliminación de residuos que pueden producir gas para otros usos.
Con los numerosos científicos de todo el mundo que trabajan en este problema, se espera que la conversión de la biomasa en energía a gran escala no esté muy lejos en el futuro. Una vez que se desarrolla un proceso de conversión que es barato, se cree que éste se hará cargo de todas las necesidades energéticas necesarias en el futuro.